Ver tu rostro iluminado por tus áureos cabellos, hace que el mundo parezca más hermoso y da paz a mi mente atormentada.
El brillo en tus ojos me recuerda a esa niña que aún vive en ti. Ella es la que te da la magia y por ella te tengo presente, pues me haces volver a esa época sin dolor llamada inocencia.
Malaventurados serán quienes no te sepan apreciar, pues eres un tesoro extraño pero maravilloso, ya que a pesar de tu belleza, no eres orgullosa si no modesta.
No puedo pintarte en un lienzo, pero si retratarte en mis versos, aunque no sea digno de ello, puesto que eres una princesa.
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